viernes, 16 de marzo de 2012




PINTURA DELPAISAJE NATURAL



Oleo sobre lienzo-Cuadro Paisaje del Ártico del Pintor
Colombiano Ignacio Monje 
HISTORIA

Paisaje  es el nombre que la historiografía del arte de al género pictórico que representa escenas de la naturaleza, tales como montañas, valles, árboles, ríos y bosques. Casi siempre se incluye el cielo (que recibe el nombre técnico de celaje), y las condiciones atmosféricas pueden ser un elemento importante de la composición. Además del paisaje natural, también se trata, como un género específico, el paisaje urbano. Tradicionalmente, el arte de paisajes plasma de forma realista algún paisaje real, pero puede haber otros tipos de paisajes, como los que se inspiran en los sueños (paisaje onírico, muy usado en el surrealismo).
En la historia de la pintura, el paisaje fue adquiriendo poco a poco cada vez más relevancia, desde su aparición como fondo de escenas de otros géneros (como la pintura de historia o el retrato) hasta constituirse como género autónomo en la pintura holandesa del siglo XVII. También es un motivo esencial para la pintura japonesa.

CLASES DE PAISAJE

Por la manera en que está tratado el tema del paisaje, cabe distinguir tres tipos fundamentales:

El paisaje «cósmico» o «sublime», en el que se presenta la naturaleza de manera salvaje, inmensos paisajes que no necesariamente representan lugares realmente existentes, y en los que el hombre se siente perdido. Dentro de esta línea estaría el «paisaje naturalista» que refleja una naturaleza grandiosa, abundante y salvaje, en la que aparecen fenómenos atmosféricos como tormentas. Es propio de los artistas del norte de Europa, especialmente de la pintura de Alemania, como Durero, Elsheimer o Friedrich.

La naturaleza «dominada» por el hombre, como ocurre con el paisaje flamenco o neerlandés. La presencia del hombre hace que la naturaleza no parezca amenazadora. Muchas veces acaba siendo un «paisaje topográfico», que representa necesariamente un lugar preciso e identificable, con una naturaleza presentada de la manera más humilde. Dentro de esta línea pueden citarse a Patinir, Pieter Brueghel el Viejo o los maestros holandeses del siglo XVII.

La naturaleza «colonizada» por el hombre, lo cual es típico del paisaje italiano. Aparecen campos cultivados de relieve, colinas, valles y llanuras con casas, canales, carreteras y otras construcciones humanas; la naturaleza ya no es una amenaza, sino que el hombre, además, la ha hecho suya. Dentro de este tipo de paisaje puede hablarse del «paisaje clásico», donde se representa una naturaleza ideal, grandiosa. La representación no es creíble, sino recompuesta para sublimar la naturaleza y presentarla perfecta. En este tipo de paisaje suele esconderse una historia. Es tópica la presencia de elementos de arquitectura romana, combinados con una montaña o una colina y con un plano de agua. Este tipo de «paisaje ideal» fue creación de Annibale Carracci, al que siguieron Albano, Domenichino y el francés Poussin. El paisaje italiano fue el preferido durante siglos por cuanto era el lugar al que viajaban los artistas de toda Europa y donde se formaban.


MUESTRA DE ALGUNAS  PRIMERAS PINTURAS DE PAISAJE NATURAL  EN EL MUNDO

Paz y agricultura en un paisaje ideal pre-Romántico,
sin terrores sublimes.



   Eugene von Guerard: Monte Townsed, 1863.
   La pintura romántica exalta los paisajes salvajes
     y a menudo montañosos.













Paisaje cerca de Bologna-Italia, 2001:
 Paisaje pintado en-plein-air





Paisaje Natural en la Antigüedad

En los tiempos de las más antiguas pinturas chinas a tinta se estableció la tradición de paisajes «puros», en los que la diminuta figura humana simplemente invita al observador a participar en la experiencia.
Del Antiguo Egipto se conservan algunas representaciones paisajísticas esquemáticas en las tumbas de los nobles, grabadas en relieve durante el Imperio Antiguo y pintadas al fresco en el Imperio Nuevo; suelen enmarcar escenas de caza o ceremonias rituales.
En Pompeya y Herculano se han preservado frescos romanos de cuartos decorados con paisajes del siglo I a. C. En la antigüedad grecorromana, el paisaje se pinta como fondo o entorno para contextualizar una escena principal.




Durante toda la Edad Media cristiana y el Renacimiento, el paisaje se concibe como una obra divina y su representación hace referencia a su Creador. En la pintura occidental, la representación realista del paisaje comenzó dentro de las obras religiosas del siglo XIII. Hasta entonces, las representaciones de la naturaleza en el arte pictórico había sido arqutípica: líneas onduladas para el agua o festones para las nubes. Fue Giotto el primero que, abandonando los precedentes modelos bizantinos, sustituyó el fondo dorado de las imágenes sagradas por escenarios de la realidad. Aunque autores como Boccaccio alabaron su realismo de Giotto,[1] lo cierto es que no dejaban de ser muchas veces representaciones simples: un árbol representaba un bosque, una roca una montaña.

Poco a poco, a lo largo de la Baja Edad Media, la atención a esos retazos de naturaleza que aparecían en las escenas sagradas o míticas fue ampliándose, pero su carácter secundario lo revela el hecho de que muchas veces se dejaba a ayudantes, como ocurre en La Anunciación florentina de Fra Angélico. Dentro del estilo italo-gótico, Ambrogio Lorenzetti superó la representación topográfica para crear auténticos paisajes dentro de sus alegorías del Buen y del Mal Gobierno en el Palacio Comunal de Siena, al estudiar las horas del día y las estaciones. La pintura gótico-flamenca se caracteriza por su «realismo en los detalles», conseguido en gran medida gracias a la nueva técnica de la pintura al óleo; entre los aspectos a los que se prestó más atención y realismo estuvo el paisaje, tanto natural como urbano. Cabe citar, a este respecto, el plano del fondo de la Virgen del Canciller Rolin, auténtico paisaje en el que se detalla un jardín, más allá de él un río y a los lados una ciudad contemporánea del pintor.

Paisaje Natural en el Renacimiento

El paisaje adquirió autonomía iconográfica en el siglo XVI. En su forma realista, se debe sobre todo al arte flamenco y alemán, como por ejemplo, Alberto Durero, que dejó numerosas acuarelas de paisajes. En su forma idealizada de inspiración clásica, es algo que debe atribuirse a Italia, siendo El Perugino, maestro de Rafael, uno de los más destacados elaboradores de vastos espacios en los que se situaban los personajes, con una fuerte acentuación del paisaje. En Venecia, con su luz cambiante sobre las aguas, aunque el paisaje siguió siendo fondo de obras y no su motivo principal, se esmeraron por lograr realismo reflejando vistas de la laguna, sus calles y monumentos, así como la «tierra firme», y de los fenómenos atmosféricos como ocurre con la tormenta que ya desde el siglo XVI da nombre al cuadro más conocido de Giorgione.
En esta época, el paisaje sirvió para expresar las utopías urbanas y políticas emergentes. A menudo «percibido» a través del marco de las ventanas en los cuadros que representaban escenas interiores, fue consiguiendo un papel cada vez más importante, hasta ocupar toda la superficie de la tela. Paralelamente, los personajes de las escenas religiosas en exterior fueron «encogiendo» hasta no estar más que simbolizados por los elementos del paisaje, p.e. Jesús de Nazaret por una montaña. Pero, como se ve, el paisaje seguía siendo sólo parte de un cuadro de historia o de un retrato.

En Flandes, la primera representación del paisaje independiente fue la de Joachim Patinir, cuyas composiciones religiosas o mitológicas están totalmente dominadas por la representación realista de la naturaleza, hasta el punto de que la escena es mero «pretexto» para representar un «paisaje panorámico» o «geográfico», desde un punto de vista muy elevado. En la generación siguiente, algunas obras de género de Pieter Brueghel el Viejo la figura humana queda reducida a la insignificancia, siendo lo importante el paisaje representado, igualmente panorámico y desde punto de vista alto, como ocurre por ejemplo en El invierno del ciclo de estaciones del año. Ha de mencionarse también la Escuela del Danubio o «danubiana», en la que autores como Albrecht Altdorfer o Lucas Cranach el Joven sigue con el tipo de «paisaje panorámico», con amplias extensiones de terreno percibidas a vista de pájaro.
En la pintura española no abunda el paisaje, limitándose a representaciones de interés topográfico o botánico. Pero sí cabe mencionar un paisaje «puro» que atrajo grandemente la atención, siglos después, de surrealistas y expresionistas: la Vista de Toledo que pintó El Greco al final de su vida. Los monumentos aparecen con cierto detalle, pero rodeados por un campo resuelto a través de manchas de color verde, lo mismo que el cielo son manchas de azul y todo ello bañado por una luz tormentosa.


Paisaje Natural en el Barroco

A principios de siglo, en la época del tenebrismo, el paisaje seguía siendo poco cultivado. Solamente el alemán Adam Elsheimer destaca por tratar las historias, generalmente sagradas, como auténticos paisajes en los que muchas veces realiza espectaculares estudios sobre los efectos atmosféricos, la luz o los estudios de amanecer y anochecer.
El flamenco Rubens pintó al final de su vida algunos cuadros que se cuentan entre la pintura paisajista europea más importante.
Fue en el Barroco cuando la pintura de paisajes se estableció definitivamente como un género en Europa, con el desarrollo del coleccionismo, como una distracción para la actividad humana. Es un fenómeno propio del norte de Europa que se atribuye, en gran medida, a la reforma protestante y el desarrollo del capitalismo en los Países Bajos. La nobleza y el clero, hasta entonces los principales clientes de los pintores, perdieron relevancia, siendo sustituidos por la burguesía comerciante. Las preferencias de ésta no iban hacia las complejas pinturas de historia, con temas de la Antigüedad clásica, la mitología o la Historia Sagrada, ni hacia complejas alegorías, sino que preferían temas sencillos y cotidianos, por lo que alcanzaron independencia géneros hasta entonces secundarios como el bodegón, el paisaje o la escena de género. Se produjo tal especialización que cada pintor se dedicaba a un tipo de paisaje específico.


Paisaje Natural en el Siglo XVIII


En el siglo XVIII cultivaron este género artistas italianos como Canaletto. Se especializó en el sub-género de las vedute, perspectivas urbanas que los viajeros extranjeros del Grand Tour veían en sus viajes a Italia y que luego se llevaban como recuerdo a sus países de origen. Canaletto visitó Inglaterra y allí recibió encargos de pintar, en el mismo estilo, los paisajes ingleses. Su sobrino Bellotto siguió la misma línea, pero consiguió imprimir a su obra un estilo propio.
El resto de la pintura dieciochesca carece de originalidad en cuanto al tratamiento del paisaje. Thomas Gainsborough, en cuadros como El abrevadero (1777) se inspira en los paisajistas holandeses del siglo anterior. En España, fueron paisajistas Miguel Ángel Houasse y Luis Paret y Alcázar, cultivador del «paisaje con figuras» como sus Vistas de puertos del norte de España.


 Paisaje Natural en el Siglo XIX

«Todo conduce necesariamente al paisaje», dijo el pintor alemán Runge, frase que se puede aplicar a todo el siglo XIX. En Europa, como se dio cuenta John Ruskin,[3] y expuso sir Kenneth Clark, la pintura de paisaje fue la gran creación artística del siglo XIX, con el resultado de que en el siguiente período la gente era «capaz de asumir que la apreciación de la belleza natural y la pintura de paisajes es una parte normal y permanente de nuestra actividad espiritual».[4] En el análisis de Clark, las formas europeas subyacentes para convertir la complejidad del paisaje en una idea fueron cuatro aproximaciones fundamentales: por la aceptación de símbolos descriptivos, por la curiosidad sobre los hechos de la naturaleza, por la creación de fantasías para aliviar sueños de profundas raíces en la naturaleza y por la creencia en una Edad de oro, de armonía y orden, que podría ser recuperada.

En la época romántica, el paisaje se convierte en actor o productor de emociones y de experiencias subjetivas. Lo pintoresco y lo sublime aparecen entonces como dos modos de ver el paisaje. Las primeras guías turísticas reemprenden estos puntos de vista para fabricar un recuerdo popular sobre los sitios y sus paisajes. Abrió el camino el inglés John Constable, que se dedicó a pintar los paisajes de la Inglaterra rural, no afectados por la Revolución industrial, incluyendo aquellos lugares que le eran conocidos desde la infancia, como el Valle de Dedham. Lo hizo con una técnica de descomposición del color en pequeños trazos que lo hace precursor del impresionismo; realizó estudios de fenómenos atmosféricos, en particular de nubes. La exposición de sus obras en el Salón de París de 1824 obtuvo gran éxito entre los artistas franceses, comenzando por Delacroix. El también inglés William Turner, contemporáneo suyo pero de más larga vida artística, reflejó en cambio la modernidad, como ocurre en su obra más famosa: Lluvia, vapor y velocidad, en la que aparecía un tema ciertamente novedoso, el ferrocarril, y el puente de Maidenhead, prodigio de la ingeniería de la época. Con Turner las formas del paisaje se disolvían en torbellinos de color que no siempre permitían reconocer lo reflejado en el cuadro.
En Alemania, Blechen siguió reflejando el paisaje tradicional por excelencia, el italiano, pero de forma muy distinta a épocas precedentes. Presentó una Italia poco pintoresca, nada idílica, lo cual fue objeto de críticas. Philipp Otto Runge y Caspar David Friedrich, los dos artistas más destacados de la pintura romántica alemana, sí se dedicaron al paisaje de su país. Animados por un espíritu pietista, pretendían crear cuadros religiosos, pero no mediante la representación de escenas con tal tema, sino reflejando la grandeza de los paisajes de manera que movieran a la piedad.

El paso del «paisaje clásico» al paisaje realista lo da Camille Corot quien, como Blechen o Turner, pasó su etapa de formación en Italia. Con él empezó otra forma de tratar el paisaje, distinta a la de los románticos. Como hizo después la escuela de Barbizon y, posteriormente, el impresionismo, dio al paisaje un papel bien diferente al de los románticos. Lo observaron de manera meticulosa y relativa en términos de luz y de color, con el objetivo de crear una representación fiel a la percepción vista que pueda tener un observador. Esta fidelidad, que se experimenta por ejemplo en los contrastes y los toques de modo «vibrante». Cuando Corot volvió a Francia, viajó por todo el país en busca de nuevos paisajes; frecuentó el bosque de Fontainebleau, donde conoció a una serie de pintores que cultivaron el paisaje realista, reflejando prados, ríos y árboles del natural. Eran obras que despertaron escaso interés entre el público o la crítica, ya que la pintura académica seguía dominada por los cuadros de historia, el gran tema por excelencia. El más destacado pintor de la escuela de Barbizon fue Théodore Rousseau, al que siguieron Díaz de la Peña y Jules Dupré. Albert Charpin, el pintor de ovejas y rebaños, de la misma escuela, es otro ejemplo de pintura de paisajes, con belleza natural. Gustave Courbet no perteneció a la Escuela de Barbizon, pero pintó en su juventud paisajes realistas.

De enlace entre esta escuela y el impresionismo sirvieron Eugène Boudin y Johan Barthold Jongkind, que trabajaron en el campo, al aire libre, pintando paisajes bañados de luz. Como los pintores de Barbizon, los impresionistas buscaban sus motivos en la naturaleza real que los rodeaba, sin idealizarlas, pero su visión no es la sobria de la escuela realista, sino que glorificaban esa naturaleza intacta y la vida sencilla que reflejaban en sus cuadros. Diversos factores confluyeron para que surgiera el impresionismo en torno al año 1860, entre ellos la pasión por la pintura al aire libre y nuevos temas, reflejando simplemente aquellos que está ante los ojos: tanto el campo como la ciudad, el mar o los ríos con sus interesantes reflejos sobre el agua, tanto la luz del día como la artificial, en definitiva, «lo banal», considerando que no hay tema menor, sino cuadros bien o mal ejecutados. Trabajaron con manchas de color, grandes pinceladas, sin el acabado pulido, esmaltado y frío de una pintura de paisajes tradicional, sino reflejando más bien la impresión del paisaje. La obra emblemática de este movimiento, de la que obtuvo su nombre, es precisamente un paisaje: Impresión, sol naciente (1874), de Claude Monet. Sus principales seguidores fueron Camille Pissarro y Alfred Sisley.

La pasión del posimpresionista Vincent van Gogh por la obra de sus predecesores, le llevó a pintar el paisaje provenzal a partir del año 1888. Su obra, de colores intensos, en los que las figuras se deforman y curvan, alejándose del realismo, es un precedente de las tendencias expresionistas.
Las escuelas nacionales de pintura surgieron, en gran medida, a través de paisajistas que se inclinaron por pintar su tierra, en lugar del tradicional paisaje italiano. En los Estados Unidos, Frederick Edwin Church, gran pintor de panoramas, realiza amplias composiciones que simbolizan la grandeza e inmensidad del continente americano (Las cataratas del Niágara, 1857). la escuela del río Hudson, que destacó en la segunda mitad del siglo XIX, es probablemente la más conocida manifestación autóctona del arte de paisajes. Estos pintores crearon obras de tamaño colosal intentando captar el alcance épico de los paisajes que los inspiraron. La obra de Thomas Cole, a quien se reconoce generalmente como fundador de la escuela, tiene mucho en común con los ideales filosóficos de las pinturas paisajísticas europeas, una especie de fe secular en los beneficios espirituales que pueden obtenerse de la contemplación de la belleza natural. Algunos de los artistas posteriores de la escuela del río Hudson, como Albert Bierstadt, crearon obras menos cómodas, seguramente con exageración romántica, que enfatizaban más los ásperos, incluso terribles, poderes de la naturaleza.

Conforme los exploradores, naturalistas, marineros, comerciantes y colonos llegaron a las costas del Canadá atlántico en los primeros años de su exploración, se enfrentaron a lo que veían como un entorno hostil y peligroso y un mar implacable. Estos europeos intentaron dominar este nuevo territorio sobrecogedor trazando mapas del mismo, documentándolo y reivindicándolo como propio. Su entendimiento de la naturaleza específica de esta tierra y sus habitantes fue muy variada, desde observaciones muy exactas y científicas a otras fantásticas o extravagantes. Estas observaciones están documentadas en el arte de paisajes que produjeron. Los mejores ejemplos del arte de paisajes canadiense pueden encontrarse en la obra del Grupo de los siete, que destacó en los años 1920.[5]

En España, aunque siguió sin cultivarse con particular intensidad este género, sí se aprecia la recepción del paisaje realista a través de la obra del belga Carlos de Haes. Agustín Riancho reflejó los paisajes de la Montaña lo mismo que la Escuela de Olot se dedicó a paisajes de esa zona catalana, siendo su creador Joaquín Vayreda. El impresionismo, como en el resto de Europa, se recibió de manera atenuada, pero puede citarse a Darío de Regoyos como un ejemplo de cultivador de ese estilo de paisaje.
En Italia sobresalieron los pintores de manchas (macchia) de color yuxtapuestas, llamados los macchiaioli, próximos al impresionismo: Giovanni Fattori, Silvestro Lega y Giuseppe Abbati, entre otros.

TÉCNICAS DE PINTURA ACRÍLICA
La pintura acrílica es una clase de pintura que contiene un material plastificado, pintura de secado rápido, en la que los pigmentos están contenidos en una emulsión de un polímero acrílico.
Son solubles en agua, pero secan muy rápido y una vez que secaron son muy resistentes al agua. Al secar se modifica ligeramente el tono, más que en el óleo.
Algunas de las técnicas que se pueden emplear con este tipo de pintura son:
Aguada: Es pintura acrílica diluida con agua, la cual da un acabado translúcido y poco consistente, con un efecto lavado.
Se aplica una mano de pintura satinada del mismo color de la aguada, se deja secar. La aguada se prepara diluyendo en partes iguales pintura acrílica y agua. La aguada se aplica con una brocha ancha y de forma despareja.
Esponjado: se aplica la pintura acrílica con esponja, dando golpecitos suaves sobre la superficie. Esta técnica da un aspecto rugoso. La pintura acrílica para el esponjado debe estar un poco diluida. Para la aplicación, se moja la esponja en pintura y se escurre el exceso antes de aplicar.
Trapeado: esta técnica consiste en la aplicación de la pintura acrílica con una brocha bien cargada, para luego extenderla con un trapo arrugado.
Marmolado: esta técnica es una imitación del mármol, es difícil de realizar, pero el resultado lo vale. Se aplica pintura acrílica base de un color liso. Luego se pasa un trapo para esfumar la pintura. Con un pincel fino, se dibujan líneas irregulares como las vetas del mármol. Las líneas se difuminan con una brocha luego de pintadas.
Craquelado: es una técnica de agrietado desparejo. Se obtiene aplicando una mezcla de polvo de tiza con pintura acrílica.
Pátina: es la técnica que da un efecto de envejecido. Se aplica una capa de pintura acrílica negra o de un color oscuro. Luego se aplica con un pincel viejo o esponja, dando toquecitos, la pintura acrílica del color deseado, de modo que deje ver parte del fondo oscuro.

La pintura acrílica es una clase de pintura que contiene un material plastificado, pintura de secado rápido, en la que los pigmentos están contenidos en una emulsión de un polímero acrílico. Aunque son solubles en agua, una vez secas son resistentes a la misma. Destaca especialmente por la rapidez del secado. Asimismo, al secar se modifica ligeramente el tono, más que en el óleo. La pintura acrílica data de la primera mitad del siglo XX, y fue desarrollada paralelamente en Alemania y Estados Unidos

"Látex" es la denominación común de los polímeros obtenidos mediante polimerización en emulsión, y son dispersiones coloidales de partículas muy pequeñas de polímero en un medio continuo. Los látex pueden ser aplicados en la fabricación de pinturas de arquitectura, pero también en adhesivos para madera (cola vinílica), pinturas para papel, aditivos para cemento y concreto, y últimamente desde hace unos años en modificadores de reología.

Componentes que utilizar para formar las emulsiones

 Agua

Es una sustancia cuya molécula está formada por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno; en química es notada como H2O. Es esencial para la supervivencia de todas las formas conocidas de vida.

Emulsionantes

Se denomina así a los aditivos alimentarios encargados de facilitar el proceso de emulsión de los ingredientes.
Estos mismos emulgentes también son utilizados en Cosmética, pero entonces se denominan de manera diferente, siguiendo la Nomenclatura Internacional de Ingredientes Cosméticos (INCI).

Surfactantes

Un surfactante posee dos extremos de distinta solubilidad. Un extremo, denominado cola, consiste en una larga cadena hidrocarbonada soluble en compuestos orgánicos, no polares. El otro, llamado cabeza, a menudo es una sal de sodio o potasio, soluble en agua. La sal soluble en agua puede ser la sal de un ácido carboxílico o ácido sulfónico. El término técnico para la exhibición química de "personalidades duales" es anfipático. Son compuestos de bajo peso molecular, encargados de formación de miscelas, sitios para la formación de partículas. Si la pintura es una emulsión aceite en agua, se requiere adicionalmente agentes emulsionantes y humectantes de los pigmentos inorgánicos hidrodispersibles. Las pinturas de tipo látex contienen a menudo agentes antiespumantes y conservantes, los que suelen ser surfactantes catiónicos. La fabricación de pintura implica una sucesión de operaciones en las cuales se manipulan dispersiones o emulsiones con sus respectivos surfactantes. Cabe mencionar que una buena comprensión de los fenómenos involucrados es determinante para evitar incompatibilidades y para optimizar el resultado.

LIENZO: Es una tela que sirve como soporte a las artes pictóricas  hecho normalmente de lino, algodón o cáñamo.


OBRA DE ARTE A REALIZAR:

TEMA: Paisaje Natural

TECNICA: Vinilo en acrílico sobre lienzo 

MATERIALES A UTILIZAR:
* Un bastidor de madera de 100 cms de largo por 80 cms de ancho
* Tela de lienzo
*Paleta  mezcladora
*Vinilos  en acrílico
*Pinceles
ALGUNAS  MUESTRAS DE OBRAS REALIZADAS   POR CARLOS MARTINEZ OBANDO  DE PINTURA DE PAISAJE DE VINILO  SOBRE LIENZO.




 PROCESO PARA LA REALIZACIÒN DE LA OBRA "PAISAJE NATURAL DE  VINILO EN ACRILICO SOBRE LIENZO" 



ADQUISICIÒN DE LOS VINILOS Y EL BASTIDOR CON LA TELA DE LIENZO


PREPARACIÒN DEL LIENZO




LIENZO LISTO PARA SER PINTADO

DIARIO DE CAMPO PARA REALIZAR LA OBRA DE ARTE

En varias ocasiones he entrado a mi block, para hacer ajustes, para corregir algo y para poner a volar mi imaginación sobre el paisaje que deseo realizar; he observado mucho, he leido la historia del paisaje, he vuelto a recordar algunos otros paisajes que hice para unas amistades mias,  mis recuerdos de algunas otras cosas que he hecho en cuanto a paisaje natural se refiere estan ahí latentes. A un tengo muchos detalles que pienso plasmar en mi obra, solo que  no la he iniciado porque no siempre se cuenta con la disponibilidad  necesaria y estado de ánimo para hacerlo, en mi mente tengo el recuerdo de un cielo azul, con unos destellos de sol, un mar, unos árboles, unas gaviotas, unas piedras, en fin muchas cosas que iniciaré muy pronto, pues tengo el vastidor, la tela de lienzo, los vinilos en acrílico listos  para empezar a plasmar dicho paisaje, solo que me falta ordenar las ideas....


Ahora ya cuento con una idea más clara de lo que pienso pintar, y es de aclarar que no lo habia hecho con vinilo en acrílico, unicamente he trabajado algunas obras en 'oleo y vinilo normal, para esto he realizado un boceto que em servira de guía paar el trabajo que voy a realizar, pero primero  conozcamos que es un boceto:

Boceto
Un boceto, también llamado esbozo o borrador, es un dibujo realizado de forma esquemática y sin preocuparse de los detalles o terminaciones para representar ideas, lugares, personas u objetos.
Un boceto es un dibujo hecho a mano alzada, utilizando lápiz, papel y goma de borrar, realizado generalmente sin instrumentos de dibujo auxiliares. Puede ser un primer apunte del objeto ideado que aún no está totalmente definido. Se pueden utilizar tanto técnicas de perspectiva como vistas ortogonales. Es un dibujo rápido de lo que luego llegará a ser un dibujo definido o la obra de arte final en sí.

Funciones
El boceto cumple diversas funciones. Los bocetos pueden ser, por ejemplo, dibujos detallados que copian formas de la naturaleza o de otras obras de arte con el fin de estudiar su estructura o composición.
El boceto, en el ámbito de las artes gráficas, no es muy diferente del concepto de borrador de un documento escrito. Permite la realización de un estudio para otro tipo de trabajos, como arquitectura, escultura o pintura mural, anticipándose a complicaciones que puedan surgir al momento de finalizar un trabajo o mostrando los errores de planteamiento que hayas podido tener. Además, te permite estudiar los puntos principales o los ejes de tus diseños y/o creaciones.
En pintura se pueden realizar dibujos previos que luego se pasan a la pared midiendo, o pinchando a lo largo de las líneas del boceto, de manera que se obtiene, ya en el muro, un dibujo a puntos que se completa uniéndolos para reproducir las líneas del dibujo.
En historieta, es el inicio de lo que sería su fase gráfica de producción: El dibujante recibe el guion del guionista y, siguiendo las anotaciones escritas en este, dibuja las páginas del cómic. Sin embargo, antes de dibujar las páginas definitivas de la obra, el propio dibujante debe reflexionar varias veces sobre la historia y sobre como reflejarla. En ocasiones este trabajo depende enteramente del dibujante, otras veces, sin embargo, también es posible que el guionista deseara una interpretación concreta, en cuyo caso, esto se refleja en el propio guion.
En cualquier caso, el dibujante sigue teniendo libertad suficiente a la hora de plasmar gráficamente el guion como para no ser capaz de sacar el mayor partido posible a sus habilidades a la primera. Para ello, el artista debe realizar una serie de bocetos que reflejen la historia. Normalmente, son representaciones gráficas burdas, llenas de anotaciones a mano, flechas de movimiento, líneas y símbolos que solo tienen sentido para el propio dibujante.
ejemplos de bocetos:



Un buen proceso de bocetaje, con diversas remesas de borradores, es clave para obtener un buen resultado a la hora de dibujar un lápiz final. El borrador final que el dibujante considere el mejor o el más apropiado, no solo le permite esquematizar su trabajo, también le permite no trabajar de memoria y centrarse más en obtener un buen acado en la obra a la hora de realizar la página definitiva que se denomina "lápiz final", ya mencionado anteriormen.
Marzo 18 de 2012: elaboraciòn de boceto  para pintar el  paisaje  natural en vinilo en acrlico.








Marzo 19 de 2.012: Elaboraciòn de la obra de arte; Paisaje Natural  de vinilo en acrilico









OBRA DE ARTE TERMINADA: Paisaje natural de vinilo en acrilico sobre lienzo de  100 ctms de largo por 80 ctms de alto. Carlos Martinez Obando
Marzo 19 de 2.012

Actividad realizada para el àrea de investigaciòn en el programa de la Licenciatura en Educaciòn Artistica de la Universidad Pontificia Bolivarianda, curso dictado por el maestro Andrès Pelaez.

CONCLUSION DE LA OBRA: El tiempo utilizado para la realizaciòn de dicho paisaje fue de 9 horas, de las cuales me tome el tiempo suficiente para descansar, corregir detalles, disfrutar dicho trabajo, observarlo y sentirlo, tuve algunos inconvenientes y es que  me dio dificultad al trabajar con el material vinilo en acrílico,al parecer lo conseguí de muy mala calidad o como nunca habia tenido la experiencia con ello, seca muy ràpido, no da buena tonalidad en los colores y es muy lento para absorverlo el lienzo, en fin entre otros pero logré el objetivo de plasmar un paisaje  donde me  produce  la sensaciòn de tranquilidad,emociòn , imaginación y curiosidad al pensar que hay mas allà de las montañas azules.  Para  lograr toso esa sensibilidad, depende del punto de  obseravciòn, posiciòn, ubicaciòn y quien lo observa.